¿ES ESTO AMOR ?
Fue una mirada exacta en la
penumbra,
y en la hendidura de esa
oscuridad,
me dejé mirar por esa luz que
me miraba.
Un tibio soplo como venido de
cañaverales nacidos junto a un rio
envolvió mi cuerpo que perdió
su forma
y se estiró saliéndose de mí hasta
encontrarte en ese espacio
de indecisiones donde la
vanidad pierde su brillo
y fácil fue acariciar esos
cabellos alterados
sobre tu abrigo de avellanas nómadas
reclamando en ese invierno cierta
angustia
que viajaba a la deriva.
No se si fue su amor o el mío
pero cruzó un relámpago
pegado desde entonces a la
memoria
que despertó latidos
impensados
y alejó la piedad pidiendo
por los besos que nunca fueron dados.
Esos besos perdidos en noches
opulentas de errores,
hechas de soledad y de
inconstancia,
de bocas silenciando las
palabras,
sólo interrogaciones
deslizándose en un largo sueño tormentoso,
como el de la aves
migratorias que no piensan quedarse
porque saciaron su sed en la fuente
de las cosas perdidas.
Y cayó la simiente en el
furor de aquellos días
entre la algarabía de amigos
y enemigos
que daban esplendor a los
desastres de esa avalancha del corazón
que estrangulaba con cólera
la condena de esos años,
dejando en su lugar un
enjambre de proyectos
más allá de los órdenes jerárquicos,
una mesa tendida y un vino
para rociar los goznes
de una puerta abierta que dá
al viento
y llevará la historia de mi
vida
al infinito caracol de la
escalera
por el que descendí entre
visiones,
cuando el telón cayó y tuve
que quedar fuera de escena.