Manchas, figuras impenetrables,
matriz de alguna forma,
alteridad jugada en el silencio
que vuelve oscura la potencia.
En el centro un hueco celeste como océano interrumpido
mostrando un niño desvalido queriendo ser un padre,
una historia de amor que no quedó inconclusa
principio sin principio, sólo pases del tiempo a veces regresando
a la cuerda vibrátil que resuena otra vez en el aire
dibujando un destino.
Principiante de amortiguadas iluminaciones,
juegan los niños el paso adolescente
con geometrías distorsionadas
que tironean de un hilo,
puntos desplazados de los márgenes de la esfera
armando un Universo de regiones
que insisten en contradichos habituales,
aquellos que la razón esgrime
mientras que el corazón afloja coherencias.
¿Qué fuegos incendiarán la prisión
para que salga el dragón de siete colas envuelto en llamas,
rugiendo al aire la vistoria lograda
con esa obstinación
con que se guardan los secretos miedosos y confusos,
ahora que una muchacha corre detrá sde ellos,
ahora qu eel momento ha llegado
y que no queda bien tanto suspiro?
Norma Menassa
De "Graffitis en el cielo", 2010